domingo, 6 de septiembre de 2015

CIPRIANO


CIPRIANO

En este medio enredo de vida a contrapunto,
los  recuerdos me laten como si fueran  guiños,
y la palabra asoma tal vez comprometida
en la fiable jerga que encienden las solanas.

La sombra de mis dedos ni en las tardes  se achica
contando cómo baja el sol hasta ponerse;
lo aprendí de Cipriano, dedo con  dedo suma
la constante inequívoca que provoca la noche.

Mi amigo permanece más bien boca cerrada
sin que le importe nada lo que yo le predico.
Su mundo es matemático y emplea, haciendo números,
además de los  dedos, las veces que se afeita.

En las solanas largo las mismas cantinelas
de columnista imberbe que descompone el mundo.
Cipriano carraspea, y al terminar me dice:

“a ti te quedan ya muy pocos afeitados”.    

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